No es posible que podamos hacernos cosquillas a nosotros mismos. Cuando alguién nos hace cosquillas nuestros cerebro interpreta que esto puede ser una agresión y se pone en guardia para repelerla, esta tensión es la que nos proporciona la sensación de cosquilla. Si embargo esta alerta no se produce cuando somos nosotros mismos lo que lo intentamos.
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